Es una pregunta que más de uno o una se hace o se ha hecho a lo largo de su vida y es la de: ¿la inteligencia se hereda, o no?. Y la verdad que las respuestas dejan lugar a múltiples especulaciones pero, si tu te has hecho esa pregunta alguna vez, imagínate los estudiosos del tema.
Sin embargo, podemos remontarnos atrás, a las civilizaciones de la Antigüedad, en donde se tenía la seguridad de que la inteligencia formaba parte de la herencia familiar, como por ejemplo en civilización egipcia, en la cual se procuraba que los faraones fueran personas con una capacidad cognitiva elevada para que favorecen las habilidades cognitivas de sus hijos.
Esta premisa se puede observar en muchas de las civilizaciones antiguas: desde Grecia, Roma, la egipcia antes dicha, y ya con el concepto “evolucionado”, en la cultura occidental y oriental, la inteligencia estaba asociada a la capacidad laboral y capital de las familias.
Este era un factor muy importante a la hora de establecer pactos por matrimonios. Sin embargo, existen datos que contradicen por completo esta teoría ya que, en primer lugar, en cantidad de ocasiones confundimos carácter y formas de actuar con la inteligencia.
Sin embargo, la educación y la experiencia construyen nuestras emociones y fortalezas ante los hechos y el libre albedrío de la vida.
En cuanto a si la inteligencia se hereda o no, debemos partir de un principio básico de la plasticidad del ser humano con respecto al aprendizaje y método interior y estructura para desarrollarlo.
Es esta premisa la que contradice al carácter innato de la inteligencia: el ser humano es totalmente plástico y con un método constructivista para aprender; esto viene a significar que estructuramos nuestro aprendizaje y conocimiento en la experiencia y la integración sensorial y cognitiva.
¿Es hereditaria la inteligencia?
Entrando ya en materia, existen varios expertos que han dedicado estudios a este tema tan controvertido, El primero de ellos, Eysenck, nos dice que la inteligencia es una particularidad innata del ser humano; para este psicólogo, son los genes los que crean la estructura cognitiva del ser humano.
Él estableció que la inteligencia es un engranaje que integra el conocimiento, y que la ingeniería neuronal procede de nuestra línea genética.
Para Eysenck la inteligencia no era lo mismo que la capacidad de aprendizaje.
Esto último, defendía que era necesario cultivarlo y que lo primero era la base que se tiene desde el nacimiento.
Ahora, entramos en otra teoría acerca de si la inteligencia se hereda. Para L. Karmin significaba otra cosa; este psicólogo se postuló como el anacrónico del anterior, defendiendo que el ser humano es un todo plástico que se va formando en base al desarrollo vital que va experimentando a lo largo de su vida.
Esta vertiente es la más cercana a la que veremos posteriormente, que es el constructivismo.
Las diferencias con respecto a ésta que sostiene L. Karmin, es que el ser humano es un animal carente de conocimientos cuando nace y que sus interacciones o movimientos son reflejos e imitaciones de los espectros que va viendo a lo largo de su crecimiento neuronal y cognitivo.
La premisa de que la inteligencia se hereda, no tiene cabida para sus conclusiones, ya que demuestra que gran parte de los niños no presentan un coeficiente intelectual igual ni similar a los de sus progenitores, o incluso a los de sus abuelos.
Por lo tanto, L. Karmin está estableciendo la apertura, de esta duda, al constructivismo.
Posteriormente Piaget elaboró una hipótesis que sostenía que una parte de la inteligencia se hereda, ya que el ser humano está provisto de receptores y neuronas que rescatan e integran la información que experimentamos por los sentidos.
Seguimos hablando de sí la inteligencia se hereda o no y nos centramos en la capacidad cognitiva primitiva del ser humano es innata. Karmin nos explica que uno de los principios del aprendizaje es vivir y experimentar, y que para esto suceda deben haber unos receptores que ubiquen este tipo de conocimiento.
Sin duda alguna la teoría de Piaget toma lo mejor de cada una de las partes y las integra en una hipótesis con bastante sentido.
Sin embargo, posteriormente, Bernon añadió una categorización diferente a la estructura de aprendizaje.
Parte de la base de que un porcentaje de la inteligencia se hereda, pero su capacidad está totalmente ligada a la capacidad de interacción del individuo con los reflejos del exterior; estableció una unidad triangular en la que se basaba la inteligencia:
Por un lado estaba el equipamiento genético, que venía a representar esa capacidad hereditaria e innata con la que nacemos y que para está estrechamente ligado con la capacidad de interacción con el medio ambiente.
Y que estas dos tendrían su sentido si añadimos las Smart Skills (Habilidades inteligentes), que serían las encargadas de dar sentido y de medir la inteligencia del individuo.
Esta teoría ofrecía una visión mucho más pragmática de lo que se había defendido hasta el momento en cuanto a si la inteligencia se hereda, por lo que Bernon para muchos estudiosos instauró el nuevo paradigma del conocimiento humano, estableciendo su estructura piramidal desde el nacimiento.
La teoría de las inteligencias múltiples
Una vez desarrollada la teoría de Vernon, los estudios de neurología y genética arrojaron resultados que hicieron que Guilford, desarrollara la que a día de hoy es la referencia a la adquisición de conocimientos y ésta es la teoría de las Inteligencias múltiples, según la cual, existen muchos estilos de inteligencia como lo son:
- Lógica matemática
- Emocional
- Social
- Lingüística
- Musical
- Y muchas más, llegando a un total de 50
Y es que, según Guilford estas inteligencias se heredan de una forma primitiva y que es tarea de los pedagogos y profesionales de la educación, desarrollarlas.
Con este nuevo paradigma se reafirma que se hereda una capacidad o estructura cognitiva primitiva y primaria que se debe desarrollar y estimular con la ayuda de profesionales docentes.
Esto hace responsables directos de un correcto desarrollo cognitivo a profesores, pedagogos y padres, ya que desde el nacimiento hay que estar constantemente enviando estímulos a estas estructuras neuronales para que generen la conexión y con ello el aprendizaje.
Quedan en común con Vernon, esa estructura triple de adquisición de conocimientos y que Guilford optimizó y mejoró, otorgando a la educación el papel fundamental en el desarrollo de la inteligencia.
Inteligencia y educación: pareja inseparable
Como hemos mencionado antes, son los agentes educativos los responsables, en gran parte, de la estimulación cognitiva de los más jóvenes.
La premisa de que la inteligencia se hereda es un estigma del que hay que huir y comenzar a afrontar tareas y soluciones para mejorar la salud educativa de los/las estudiantes.
La inteligencia de la lógica matemática se puede trabajar a partir de actividades y juegos que potencien su razonamiento lógico.
Las capacidades lingüísticas deben ser estimuladas con piezas de lectura o de comprensión de ésta.
Estos métodos están siendo utilizados ya en muchos centros de estimulación temprana o incluso en escuelas donde se comienza a trabajar en torno al paradigma educativo.
Ya que en la mayoría de los sistemas educativos, no se trabaja desde las competencias, sino se trabaja para adquirir éstas, siendo la premisa principal relegada a un caso de consecución de objetivos.
Cuando éstos no deben ser los objetivos sino las herramientas con las que se debe trabajar.
La memorización es el método tradicional de la didáctica en muchas de las formas que tienen los profesores de dar clase; obviando que la memoria es una capacidad que se estimula y desarrolla con métodos dinámicos como actividades y/o juegos.
Conclusión: ¿la inteligencia se hereda, o no?
No es una cuestión de si la inteligencia se hereda o no, pues ni siquiera el estudio de esta hipótesis hizo que se llegase más fácil a la respuesta.
El quid de la cuestión está en que la pregunta o la hipótesis estuvo mal formulada desde el primer momento.
Entender la inteligencia como un todo, capaz de adquirir los conocimientos que vamos aprendiendo a lo largo de nuestra vida, es caer en el reduccionismo más puro.
Disminuir un concepto tan grande como el de inteligencia a una sola cualidad es llamarla mediocre, sabiendo las complejas estructuras neuronales que la componen.
El constructivismo arrojó la luz que se necesitaba para que el razonamiento que viniese después llegará por sí solo a la respuesta.
Tenemos que tener bien claro que nacemos con unas capacidades innatas que necesitan ser estimuladas; las cualidades viven un letargo hasta que empezamos a desarrollar y descubrimos que tenemos la habilidad de hacer determinadas tareas con facilidad.
Sin embargo, en ConEduka creemos que no es cuestión de si la inteligencia se hereda o no, por que creemos que hay un rasgo por encima de todas estas capacidades innatas y es: la voluntad. Sin ella hasta el ser más inteligente se convertiría en un potencial sin explotar, ese ser humano necesita esa voluntad para estimular esa búsqueda de la consecución de convertirse en una pieza clave en la sociedad tan engranada en la que vivimos.