Sabemos que los profesores de todos los colegios, día a día, tienen que lidiar con la falta de motivación de sus alumnos por aprender. Y aquí es donde la neuroeducación en el aula toma fuerza, y se convierte en la protagonista indiscutible de las ganas de estudio e esfuerzo por parte de los niños.
En este artículo daremos un breve repaso a qué es esta disciplina, su conexión con el aprendizaje, razones para implementarla, y una conclusión sencilla para finalizar.
¡Comenzamos!
¿Qué es la Neuroeducación?
La Neuroeducación es una disciplina científica que estudia el grado de conexión entre el aprendizaje y la predisposición por parte de un sujeto para sacar partido del primero. En definitiva: consta de una serie de técnicas imprescindibles para que el niño, en este caso, tenga ganas de aprender, y motivación para superar sus propias capacidades.
Aúna dos disciplinas: las ciencias de la educación (anseñar), y la neurología (cómo funciona el cerebro). De esta forma, se pueden desarrollar técnicas para optimizar el proceso de aprendizaje, y así estudiar más en menos tiempo.
Por ejemplo, la neuroeducación afirma que, para que un niño saque el mayor partido de la lectura, ésta debería integrarse en el pequeño entre los 6 y los 7 años.
Otra aplicación de la neuroeducación en el aula, es usar menos la posición de poder del profesor (el típico "¡silencio, u os echo de clase!"), e incidir más en métodos más optimizados de atención en clase, como hablar en el idioma de los niños, procurar dar más juego, hablar con ellos, usar videojuegos educativos...
La neuroeducación integra una transformación desde la base de la enseñanza, y es hacer interesante aquello que se enseña. Se acabaron las clases interminables de dictados, memorizar datos y más datos sin un aliciente más que aprobar y pasar de curso.
Y es que no sirve de mucho memorizar, porque al poco tiempo se suele perder más del 90% de la información que se retuvo. Lo que se integra a largo plazo en la memoria, es aquello que se estudia con la emoción y la curiosidad, aquello que va unido a un contexto, no un dato frío sin más.
Un concepto básico para esta disciplina es el de "plasticidad cerebral", el cual afirma que el ser humano, durante todo el tiempo en el que vive, está continuamente aprendiendo, modificando patrones de conducta mediante la asimilación continuada de información.
Debemos recordar que hace poco tiempo, se descubrió que la neurogénesis se efectúa durante toda la existencia, no solo en la edad infantil.
Todos estos conceptos se integran en este cóctel educativo, para así poder tener más claridad a la hora de enseñar, por parte de los profesores.
Neuroeducación en el aula: solo se puede aprender aquello que se ama
En efecto, como dijo el doctor Francisco Mora: "el cerebro solo puede aprender si hay emoción", de tal manera que lo que en realidad el niño puede estudiar eficazmente, es lo que pone pasión y ganas. El verdadero aprendizaje se da cuando no hay obligación del exterior, sino movimiento impulsado por la curiosidad innata que todo niño posee.
En el artículo que publicamos hace poco sobre Método Montessori de educación, golpeábamos el mismo palo: la clave del aprendizaje de un niño es incentivar la motivación interna por estudiar, por saber más.
De tal forma que, el maestro tendrá que disponer de conocimiento en neurología, sabiendo que el cerebro de cada individuo posee sus propias características, y siendo consciente de la peculiaridad de cada uno para aprender: algunos niños necesitarán más juego, otros más razonamiento, otros niños más creatividad...
Neuroeducación y aprendizaje: unidos para siempre
En este apartado, podemos traer a colación un artículo que realizamos también desde ConEduka, llamado Inteligencia Emocional en niños, debido a que para que un infante saque el mayor partido del aprendizaje, es necesario educarle emocionalmente.
Para realizar una clase mediante la neuroeducación en el aula, habrá que observar algunos consejos:
- El estudio debe efectuarse en un ambiente ordenado, tranquilo, calmo y paciente, porque un cerebro estresado o con picos de emoción, no funciona correctamente.
- También esta ciencia admite que la base, el origen, el ingrediente principal de la educación y el aprendizaje, es la curiosidad. Lamentablemente, en muchos ambientes educativos, ser curioso o curiosa está mal visto, llevando al niño a frustrarse por no poder dar rienda suelta a sus instintos de desear saber más.
¿Y cómo se puede incentivar la curiosidad? Integrando elementos sorpresa, rompiendo todos los esquemas, saliéndose de la línea, de lo preestablecido. Así, se realiza un anclaje emocional en las neuronas del pequeño, haciendo que incluso desee seguir leyendo, seguir expandiendo los límites de su conocimiento. Y es que aprender es una maravilla.
- Así pues, se afirma que, sobre todo durante los primeros años del niño, no se les fuerce a permanecer mucho tiempo sentado o quieto en un mismo sitio, debido a que a esa edad necesitan adquirir nuevas experiencias, experimentar y captar estímulos por los cinco sentidos. De modo que si ya desde pequeños están viendo mucho tiempo la tele o sentados, mal vamos.
- También la neuroeducación en el aula propone reducir los tiempos de clase a 40 minutos, porque es el máximo tiempo que una persona puede estar concentrada en un conocimiento determinado. Si una clase dura más tiempo, lo cual suele ser lo más normal, es natural que el niño se distraiga.
- Como dijimos antes, la Inteligencia Emocional es fundamental que sea desarrollada, para poder abordar de una manera correcta cualquier aprendizaje. El profesor debe procurar un ambiente sano en clase, una armonía, y para ello lo ideal sería que hiciera que los alumnos se conocieran entre ellos, que vigile la forma en que se comunican,
- Que sobre todo el profesor tenga en cuenta las neuronas espejo, que son unas células cerebras que se activan cuando nuestro interlocutor realiza una acción. Los niños, de una forma natural, recurren a ellas, así que el maestro deberá estar atento a este punto, y comportarse de una manera ejemplar delante de sus alumnos.
- La repetición de una misma manera, se convierte en monotonía, cosa que al cerebro de un niño no le atrae nada de nada. ¿Qué hacemos entonces? Llevar a cabo las mismas acciones, pero de una forma distinta, recurriendo a ambos hemisferios del cerebro de los niños. Se aprende mediante la repetición, pero la mente se aburre con lo previsible. He aquí la utilidad del elemento sorpresa en la neuroeducación en el aula.
- Importante: el maestro deberá realizar un feedback positivo a sus alumnos, de tal forma que incidirá más en lo que hicieron bien, que en lo que hicieron mal. De esta forma, el niño sabrá, de forma inconsciente, que será bueno para él que repita lo que hizo bien, deseando repetir esa acción, así el maestro le volverá a felicitar. Se procura, de esta forma, un círculo vicioso positivo.
- La multitarea suele ser poco recomendable, porque muchos estudios científicos han demostrado que el cerebro no puede estar 100% focalizado en más de una tarea a la vez. De modo que, si no se desean distracciones en el aula, el profesor debería priorizar las tareas de una en una.
- El aprendizaje continuo es el protagonista del aula, porque los niños, para ser felices, necesitan retos de forma continuada.
En este sentido, encontramos un artículo en el cual afirma que, mendiante un estudio efectuado en la Universidad de Stanford en 2009, el investigador Cliffor Nass identificó que la mente necesita, como mínimo, 20 minutos de focalización ininterrumpida, llevándole a desarrollar la "regla de los 20 minutos".
Conclusión: disciplina imprescindible para aplicar en el día a día
De tal forma que, para terminar este artículo, afirmamos que más que aplicar neuroeducación en el aula, se lleva a cabo mediante la integración de ésta en todos los métodos de enseñanza.
Y es que podría ser el caso de que, para paliar el grave fracaso escolar que se está dando en muchos colegios de nuestro país, se deban integrar este tipo de técnicas para dar clase, de tal forma que se realicen de una forma más vivencial. Todos hemos escucha expresiones, por parte de niños y adolescentes, de que "esto que estamos dando no sirve para nada".
Actualmente se está dando una crisis de valores y de enseñanza (en general) en el aula. El profesor ya está perdiendo autoridad, debido a varios factores: los padres no son capaces de poner límites a sus hijos, estos no poseen unos valores o ejemplos a seguir...
Por lo que el maestro, entendemos, va cayendo en una espiral de desmotivación y frustración, que le lleva, en muchos casos, a querer realizar su trabajo de forma tranquila, y sin "malos royos".
Todo esto genera un cóctel explosivo, siendo el alumno el sujeto más perjudicado. Y los profesores pueden ser los protagonistas de la revolución educativa, dejando a un lado el papel de maestro todopoderoso y omnipresente, y adquiriendo una figura más humilde, humana y consciente de las necesidades de cada edad y cada personalidad.
Llegamos al final del artículo de neuroeducación en el aula; esperamos que al lector le haya gustado, y sobre todo, que pueda aplicarlo en su día a día.